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 El Cronista Comercial

Brecha cambiaria, el animal salvaje que solo el BCRA puede domar

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Brecha cambiaria, el animal salvaje que solo el BCRA puede domar

La enorme brecha cambiaria entre el dólar  oficial y su cotización en los mercados paralelos tiene efectos altamente nocivos para la economía. Además, genera un vaciamiento de la oferta de dólares oficiales con impacto negativo en las reservas del BCRA. Por último, da lugar a todo tipo de arbitrajes y “rulos” ilegales o al borde la ley, incentivados por el enorme diferencial de cotizaciones. Entre ellos se encuentra la sobrefacturación de importaciones, la subfacturación de exportaciones, la acumulación de silobolsas (los exportadores retienen la liquidación), el hormigueo minorista que compra los 200 dolares por mes, la aparición de “coleros” en casas de cambio, etcétera.

Es por todo esto que bajar la brecha cambiaria hoy debería ser un objetivo mucho más importante que mantener el dólar oficial en niveles de $ 70; algo completamente posible de lograr si el Banco Central vendiese dólares en el mercado bursátil a 115 en lugar de hacerlo en el mercado de cambios a 69 (en plena cosecha). El BCRA también vende el mercado de futuros aún con la brecha en estos niveles, exactamente como ocurría en 2015.

Efecto virtuoso de la intervención en el mercado de dólar mep

Es importante entender que el efecto en las reservas del BCRA de vender los dólares por el MULC o en su versión “dólar MEP es exactamente el mismo, con la tremenda diferencia de venderlos a 40 pesos más caros (pesos a favor de las arcas del Central) y a su vez bajando la brecha en el camino. La autoridad monetaria solo tendría que comprar el AY24 contra dólares y e ir vendiéndolo contra pesos. La baja del dólar mep relajaría la virulencia del dólar blue y la liqui.

La devaluación más rápida del dólar  oficial combinada con una baja de dólar mep llevando la brecha a niveles del 30% (la brecha “natural” por la existencia del “impuesto país”) permitiría mayor oferta de oficiales y reconstitución de reservas reales; limitando la proliferación de todo tipo de “rulos”. A su vez, es menester remarcar el inminente atraso cambiario del precio oficial comparado con las tremendas devaluaciones de las monedas de nuestros vecinos.

El real brasilero, por ejemplo, devaluó 45% mientras que el peso un 12% desde principio de año (incluso, la comparativa es todavía más amplia por la diferencia de la inflación en ambos países). Por el contrario, a 115 pesos el tipo de cambio real está disparatadamente caro y hay muchísimo espacio para bajarlo. No hace falta más que medir los precios en dólares (usando 115) básicamente de cualquier activo del país para constatar que valen en promedio un 60% respecto de antes de la crisis del Covid-19, y aproximadamente un 30% comparado con hace dos años atrás. Desde un café, un automóvil, un salario, o el índice Merval.

Por otro lado, la inflación  hoy está muy lejos de ser exclusivamente influenciada por el tipo de cambio oficial, si acaso ese fuera el temor. En términos inflacionarios, el terrible parate como consecuencia del Covid-19  está conteniendo los precios en pesos por el momento, y lo que posiblemente sea inflacionario en un futuro cercano (en la medida que se relaje la cuarentena) es la enorme emisión, antes que el nivel de tipo de cambio. Eventualmente, los pesos que “sobren” por encima de su demanda real podrían retirarse con esterilización con emisiones en el mercado de bonos en pesos, hoy prácticamente normalizado. En este momento, recién en tercer lugar la inflación sería influenciada por a una combinación del ritmo de devaluación del dólar, tanto oficial como en sus otras versiones. ¿No vale la pena pagar -de existir realmente- este pequeño coste en pos de bajar la brecha?

De largo plazo, naturalmente, no alcanza la intervención del BCRA. La brecha depende de la vuelta de dólares financieros a la economía (un harddefaulttensionaría los tipos de cambio en todas sus versiones, junto con la brecha). Un canje relativamente exitoso combinado con algo de tasa real positiva en pesos aflojaría mucho la tensión en los tipos de cambio paralelos; llevando la brecha al 30% o menos.

Efecto vicioso de regulaciones y riesgo corrida

En lugar de intervenir, el BCRA junto con la CNV  han estado activamente tratando de regular el mercado de dólar mep para calmar su cotización. Las regulaciones que buscan generar oferta artificial de dólar MEP/liqui o limitar la demanda; en general no tienen impacto real ni duradero. Además, desincentiva al ahorro local (por el cambio constante de reglas) y genera temor en el ahorrista que se ve motivado a dolarizarse en los canales informales y además retirar dólares bancarizados por ventanilla. Solo el hecho de prohibir la compra de dólares genera pánico y demanda más en un país con una historia cambiaria trágica.

En el segundo semestre de 2019 tuvimos corrida por la implementación del cepo y temor que generaba el cambio de gobierno. Desde diciembre y hasta el Covid-19 (con una brecha promedio del 30%) el retiro de dólares del sistema se había frenado. Ojalá la vuelta a la actividad nos encuentre con el problema de la deuda resuelto y una brecha tal. Mientras tanto, el BCRA podría naturalmente apostar por ello, llevando la brecha a ese nivel con muy poco.