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 Clarín - Economía

Emmanuel Alvarez Agis: "La brecha del dólar es lo que más preocupa hoy"

El economista dice que el Gobierno tiene espaldas para soportar la tensión cambiaria. Pero advierte sobre los riesgos: la brecha sube y puede desestabilizar la economía. Por qué hay que firmar rápido con el FMI. Dólar blue hoy: a cuánto cotiza este lunes 14 de junio

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"No creo que el Gobierno esté en una situación de debilidad de cara a lo que viene, pero la situación se tensará para las elecciones con el dólar".

- ¿Qué es lo que más le preocupa hoy de la economía?

- La brecha del dólar

- ¿Más que la inflación? ¿por qué?

- Cuando se desbarajusta la brecha, pasa lo mismo que con toda la economía. Un salto de la brecha es desestabilizante mientras que seguir con tasas de inflación de 4% es más de lo mismo, ya nos hemos acostumbrado a vivir así. Pero hace 50 días la brecha estaba debajo del 60% y hoy supera el 70%. Una dinámica así es el origen de problemas y vamos a una elección donde sabemos que una porción de los argentinos y empresas comprarán dólares. La situación se tensará.

- ¿Tiene espalda el Gobierno para evitar un fogonazo con la brecha?

- No creo que el Gobierno esté en una situación de debilidad para afrontar lo que viene. Tiene capacidad para llegar a las elecciones sin sobresaltos y si hace las cosas bien, tampoco debería tener sobresaltos después de las elecciones.

- Eso suena optimista entonces.

- No confundamos. Con una soja a US$600 y un mundo que crece fuerte, no hace falta demasiado para estabilizar la economía. Pero es sólo eso. No estoy hablando de que a la Argentina le espera un período de crecimiento de diez años. Hablo del muy corto plazo, lamentablemente.

"Los acuerdos con el FMI no son ni expansivos ni contractivos. Lo que es expansivo o contractivo es la plata que entra".

- ¿Puede bajar la inflación para las elecciones?

- La tasa empezará con 3 y con 2.

- ¿Pero...?

- El Gobierno usa cuatro anclas para contener los precios: salarios, tarifas, tipo de cambio y gasto público. En los últimos tres meses todos estos cuatro precios subieron menos que la inflación. Para las elecciones se soltarán salarios y gasto. Y ahí para mí está la dicotomía del Gobierno: cuanto más suelte salarios y gasto, será mejor para la actividad y mejores chances en las elecciones. Pero más esfuerzo deberán hacer las otras dos anclas, dólar y tarifas, para que no se coman una inflación más alta antes de noviembre.

- Argentina viene haciendo esto hace 15 años, ¿qué puede fallar?

- Es al revés. Siempre nos bandeamos. Le exigimos mucho al dólar y lo atrasamos. Y después tenemos que ver cómo lo actualizamos. Pero para corregirlo tiene que ser de manera gradual, no de shock, porque la Argentina tiene trabado desde hace tiempo mover el tipo de cambio nominal sin que automáticamente se dispare la inflación. Hasta que no haya un programa que enfrente el problema inflacionario de manera frontal, no se puede actualizar el dólar rápido.

"Es la primera vez desde 2009 que la Argentina tiene una política fiscal contracíclica. Desde 2010 a 2019, cuando la economía se expandía la política fiscal se expandía, y cuando se contraía el gasto se achicaba".

- ¿Con qué nivel de tarifas se saldrá después de las elecciones como consecuencia de esta represión?

- Se saldrá de las elecciones con las tarifas corriendo debajo de la inflación, como el dólar. Pero hay margen para recuperar, porque así como el kirchnerismo las sobreatrasó, el macrismo las sobreadelantó. No estamos ni de cerca ante un problema de subsidios como 2015. Este año se terminará con un atraso tipo 2016-2017. En el peor de los casos será 2,5% del producto.

- Volviendo a la brecha, usted dice que es lo que más le preocupa. ¿Qué es lo que ve: podría volver a ocurrir la explosión de octubre de 2020?

- Sería raro repetir un error de política económica tan obsceno a menos de un año. Precisamente la clave de la estabilización del año pasado fue bajar la brecha.

- Pero vuelve a subir...

- Sí, claro. Me refiero a que el año pasado llegó a 130%. Ahora no está en ese nivel pero sube e, insisto, me preocupa porque ya en este nivel vuelve a ser más atractivo simular importar cosas y no liquidar exportaciones.

- ¿Qué tiene que hacer el BCRA?

- Asumir que Argentina tiene un desdoblamiento de facto. La dinámica comercial de esta economía pasa por el mercado oficial, y la financiera por el paralelo. De la misma manera que aprendimos a los palazos que un dólar libre es malo cuando hay un solo tipo de cambio, como en la época de Macri, ahora tenemos que entender que no es una buena idea un dólar administrado en el mercado oficial y otro libre en el paralelo. Hay que administrar el precio de los dos. En el oficial es con controles y en el paralelo con intervenciones. El blue bajó de $180 a $140 vendiendo dólares, no fue magia.

"Cuando se desbarajusta la brecha, pasa lo mismo que con toda la economía. Un salto de la brecha es desestabilizante mientras que seguir con tasas de inflación de 4% es más de lo mismo"

- ¿Y entonces? ¿Tiene que intervenir la autoridad monetaria?

- El Banco Central tiene que evaluar que si no vende dólares ahora, de cara a las elecciones, puede entrar en un círculo vicioso porque cuando la brecha sube, la refinanciación del Tesoro se complica, y si eso sucede, entonces el programa de Guzmán terminará exigiendo al Banco Central que emita para financiarlo. Lo mejor es cortar por el primer eslabón y por eso no es sano estos niveles de brecha. En la Argentina esta brecha genera un problema en seis meses, no en seis años.

- Si llega el 31 de julio y no hay acuerdo con el Club de París, ¿la brecha puede recalentarse?

- El mercado espera un arreglo formal o uno de buenas intenciones que posponga ese vencimiento. Pasado el 31, los países tienen que reunirse y declarar a la Argentina en default. No es algo automático. Con lo cual será más fácil que sus miembros digan “vamos a darle más tiempo a la Argentina dado que ha dicho que está negociando con el Fondo”. Espero que el Club abra un período de 6 o 12 meses para conseguir un acuerdo con el FMI.

- ¿Cuándo debería alcanzar un programa Argentina con el FMI?

- Entendiendo cómo piensa el Gobierno y qué necesita el país, convendría antes y no después.

- ¿A qué se refiere con antes? ¿Antes de las elecciones?

- Antes quiere decir cuanto antes. Cuanto más nos alejamos de la recuperación poscovid, más probabilidad habrá que el FMI diga “bueno, pasó el Covid y hay que ajustar y devaluar”. En cambio en este momento, si Argentina va al FMI y dice “quiero arreglar pero no puedo hacer una política contractiva”, el FMI debería aceptarlo. Es mejor utilizar el Covid como un elemento objetivo para no armar un programa que nos meta otra vez en una recesión y de paso despejar la incertidumbre sobre qué quiere hacer Argentina.

"Me parece que hay una oportunidad para decir cómo sacaríamos el cepo en cinco años. Pero no hacerlo mañana porque ya sabemos qué sucederá".

- ¿Pero qué gana el Gobierno con firmar con el Fondo? ¿No correría el riesgo de que aun con un programa el mercado no le crea? Lenin Moreno reestructuró la deuda, firmó con el FMI y la situación de Ecuador sólo mejoró cuando llegó un gobierno de derecha.

- Los acuerdos con el FMI no son ni expansivos ni contractivos. Lo que es expansivo o contractivo es la plata que entra. Ecuador se mueve al ritmo del precio del petróleo tenga o no acuerdo con el FMI. Cuando hablo de buscar un acuerdo, no lo digo para que la economía se expanda por una cuestión de expectativas y la buena onda que generará en el mercado como le pasó a Macri en 2018, porque sabemos que eso no funciona. Me refiero a “mirá, tengo este nivel de déficit fiscal, tengo que gastar más plata y esta economía funciona dólares, necesito dólares”.

- ¿Y el FMI va a escuchar?

- Mi acuerdo sería más agresivo que el más imaginativo de los agresivos. Ir al FMI, pedir plata y gastártela. Tendrás que prometer algo a cambio para cuando pase el Covid. Pero la Argentina necesita más plata de acá a las elecciones. Unos dirán que ese dinero es para que la gente vote al Gobierno, otros porque las personas están volviendo a la casa con la segunda ola. Yo digo que es un mezcla. Pero si se encara esto solo gastando pesos, el riesgo de inyectar esos pesos es elevado. Si en cambio hay un acuerdo con el FMI detrás, que manda los dólares para respaldar esa acción, sería la primera vez que podemos dejar contento al FMI, al Gobierno y a la gente.

- Suena difícil.

- Es muy fácil decirlo, muy difícil hacerlo. Pero como concepción no hay que ir a un acuerdo que prometa un ajuste fiscal que mejorará las expectativas y las inversiones lloverán. No digo eso. Digo ir al FMI, gastar más plata, terminar de pasar el Covid y luego nos sentamos otra vez. Hasta ahora el FMI con la Argentina la chocó toda.

- ¿Cuándo habrá un acuerdo formal con el FMI?

- Un acuerdo realista con el FMI tardará más y generará menos beneficios en el corto plazo. Un acuerdo fácil con el FMI, para conformar a los mercados, serán palabras que se las lleve el viento. Pero acá no habrá una reforma laboral como en Perú y el punto es poner sobre la mesa que la Argentina tiene un estructural sindical particular. Pero no andará un acuerdo con el peronismo, la CGT y los Gordos diciendo que habrá una reforma laboral para bajar el costo laboral como Brasil, porque adolecerá enseguida de una falla.

- El tema es el mientras tanto...

- La economía tendrá que buscar huecos y reformas para recuperarse. Mi impresión es que es más importante hoy para un inversor darle un horizonte de que que puede sacar los dólares de la Argentina, que prometerle que el costo laboral bajará a la mitad. Hay proyectos que hoy son rentables con el costo argentino pero no se hacen porque hay control de cambios.

- ¿Qué es rentable con una tasa en dólares de 18%?

- Hoy si alguien tiene que hundir cualquier inversión, pagar un dividendo, el número que se quiera, no se sabe si lo podrá pagar. Hoy se traen US$100 o US$ 200 millones a la Argentina y no se sabe cuándo se los lleva. No busquemos hacer rentable a toda la economía bajando los salarios a cero. Demos ciertos bordes de razonabilidad a los sectores que ya son rentables como energía o el campo.

"Los economistas podemos dibujar un excel donde mañana Argentina tiene 3% de superávit bajando 30% las jubilaciones. Eso en el excel funciona pero en la realidad no".

- ¿Y en qué plazo se puede lograr?

- Una economía que sufrió una crisis parecida por los efectos a la de Argentina, y hasta fue peor porque quebraron los bancos, fue Islandia. Ellos tuvieron que poner cepo y brecha de 130%. Y firmar con el FMI. Demoraron ocho años. Me parece que hay una oportunidad para decir cómo sacaríamos el cepo en cinco años. Pero no hacerlo mañana porque ya sabemos qué sucederá. Si el FMI dice que en cinco años la Argentina podrá pagar la deuda pero en cinco años seguimos con cepo, entonces es mentira lo que el FMI dice, que podríamos pagar la deuda. ¿Con qué plata? El ejemplo lo dio el propio presidente cuando dijo que el cepo es como una puerta giratoria: no sale nadie y no entra nadie.

- ¿Cómo impacta la pelea Guzmán-Basualdo en el manejo de la economía? ¿El poder lo tiene La Cámpora?

- Es la primera vez desde 2009 que la Argentina tiene una política fiscal contracíclica. Desde 2010 a 2019, cuando la economía se expandía la política fiscal se expandía, y cuando se contraía el gasto se achicaba. Viene el Covid y el Gobierno sube el déficit a 6,5% del PBI. Hoy el producto casi que se recuperó al nivel precovid y el gasto público está abajo del nivel del Covid. Algunos dicen que Guzmán es ortodoxo por eso, pero la verdad tiene poco sentido tener el mismo nivel de gasto que cuando el 70% de la economía está cerrada. El FMI puede tener muchas dudas, pero Guzmán también puede afirmar que el gasto lo maneja él. ¿Que uno tiene dudas? Seguro, uno pensaba que iba a ver menos de subsidios y más de obra pública. El mix adentro del gasto terminará distinto. Pero el perfil del manejo del gasto fue conservador a medida que la economía se recuperó.

- ¿Pero es razonable que La Cámpora le diga a Guzmán qué tiene que hacer con los subsidios y no pagarle al FMI?

- No me parece razonable que los que estamos afuera nos enteremos mirando la tele o leyendo los diarios de esas discusiones. Porque como ahorrista, trabajador, empresario o lo que sea, voy a preguntarme en tres meses si la luz será más cara o más barata, si hay acuerdo con el FMI o no. Todo eso no sirve porque es una moneda en el aire y un día aparece uno en la tele diciendo una cosa y al otro día otro contando una diferente. Si hay dos personas del Gobierno que se pelean dentro de una oficina, no me escandaliza si luego anuncian lo mismo. Cuando estaba en el gobierno de Cristina Kirchner, teníamos diferencias dentro del equipo económico, siempre las hay. Pero esto que yo digo es muy dañino para una economía que viene zigzagueando hace mucho tiempo.

Segundo plano

Emmanuel Álvarez Agis dirige la consultora pxq. La entrevista con el Suplemento Económico fue en su oficina, en Palermo.

Viceministro de Economía entre 2013 y 2015, ahora cambió de mostrador. Hace un reconocimiento especial a Miguel Bein, fallecido hace unas semanas y quien también había sido viceministro de Economía. “Fue el consultor de consultores. El mejor analista de la economía argentina. Cada vez que tenía una duda lo llamaba y me habló con generosidad. Siempre tenía razón él, no yo”.

La conversación fue en una mesa grande, a metros de su escritorio. Junto a sus anotaciones hay dos libros: La era de las turbulencias, de Alan Greenspan, y El valor de actuar, de Ben Bernanke. “Estoy adicto a las lecturas los banqueros centrales”, cuenta sobre su actual momento de lectura. Greenspan y Bernanke fueron los presidentes de la Reserva Federal que atravesaron turbulencias en los noventa y los 2000.

--¿Hasta qué punto los economistas en la función pública implementan lo que piensan que hay que hacer y no lo que los dirigentes del gobierno imponen?

- La Argentina amplifica tendencias. En los noventa tuvimos la globalización financiera, la caída del Muro, las privatizaciones y la tecnocracia. La máxima expresión de eso fue Domingo Cavallo.

- ¿Y la tecnocracia es mala?

- El tecnócrata se transformó en candidato y en alguien más importante que el presidente. Si en Argentina viene una persona y pone la inflación en 5% o arregla la deuda o hace crecer la economía o promete todo eso y lo hace, van a decir que arregle también la Justicia, la salud, todo. Algo así pasó con Cavallo y Roberto Lavagna, ambos fueron candidatos. Pero después nos fuimos al otro extremo. Hubo ministros de Economía entre 2003 y 2015 de los que no recordamos el nombre. Pasamos de la supremacía de la tecnocracia a la frase “el ministro de economía soy yo” de Néstor Kirchner. Y con Macri hasta fue peor eso aún.

- ¿Por qué pasa?

- Los economistas podemos dibujar un excel donde mañana Argentina tiene 3% de superávit bajando 30% las jubilaciones. Eso en el excel funciona pero en la realidad no. Si no entendés el marco sindical, los movimientos sociales, que se exporta soja y los límites a la política económica, sos mal ministro.

- Pero la política toma una mala decisión al duplicar el tamaño del Estado en diez años.

- Totalmente. El ministro tiene que decirle al presidente: “Mirá, la cancha es esta y podés jugar por el medio, la derecha o la izquierda”. Pero el economista tiene que saber decirle: “¿Querés subir jubilaciones? Con estas condiciones da para aumentarlas 8% y pasa tal cosa. No puedo subirla 20% ni bajarla”. Pero hay colegas que le dicen a Alberto Fernández: “Acá el problema es que sobran tres puntos del gasto”. Y eso es la mitad de los jubilados. Esa cancha no existe. Hay que entender que luego de muchos años de recesión e inflación alta, el cortoplacismo nos metió en una trampa pero no porque tengamos un gen sino porque las personas y empresas dicen “el esfuerzo ya lo hice todo este tiempo”. Y la razón por la cual no se hace un programa de estabilización consistente es porque es como los subtes: lo inaugura un presidente y lo termina el siguiente.