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 Clarín - Economía

Deuda: con duras críticas al Gobierno, un grupo de acreedores pide rápido acuerdo con el FMI

Dicen que se necesita 'desesperadamente', cuestionan el congelamiento de tarifas y el cepo cambiario y creen que se busca demorar el ajuste.

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Los acreedores hacen una fuerte crítica a las políticas oficiales y creen que Alberto Fernándes y su ministro de Economía Martín Guzmán están desaprovechando el viento de cola mundial.

El Grupo Ad Hoc de Tenedores de Bonos del Canje de Argentina, formado por 18 fondos de inversión que entraron al canje de deuda que cerró el país en septiembre pasado, publicó un extenso y duro comunicado en el que llama a alcanzar una renegociación con el Fondo Monetario Internacional y piden un plan económico a mediano plazo.

Luego de que trascendiera desde el Gobierno que el acuerdo con el FMI podría no cerrarse en mayo, como busca el ministro Martín Guzmán (el último ejemplo fue Sergio Chodos, representante argentino ante el organismo, quien sostuvo que esa fecha no era prioritaria), los acreedores salieron a fijar su postura. Reclamando el cierre de un programa con el Fondo como única forma de encaminar la economía. El Gobierno, por su parte, parece pensar más en posponerlo para después de las elecciones para así demorar un ajuste.

Los bonistas sostuvieron que el acuerdo con el FMI "que se necesita desesperadamente", ha quedado subordinado a la política. "Un programa del FMI es la única fuente probable de anclajes políticos y un marco creíble a medio plazo que pueda aportar estabilidad", creen.

Pero opinan que "el gobierno parece estar contemplando seriamente la posibilidad de retrasar un acuerdo con el FMI para tener la libertad de continuar con sus políticas insostenibles aún más tiempo. Con las reservas ya en niveles peligrosamente bajos, tal estrategia equivale a una apuesta temeraria".

Aseguran que "el contexto de Argentina debería ser positivo", luego de haber encarado la reestructuración de deuda "a bajas tasas de interés", con los precios de las materias primas agrícolas cerca de los máximos históricos y un rebote natural de la actividad económica desde los mínimos de la pandemia, "Argentina debería beneficiarse de importantes vientos de cola". Sin embargo, aseguran que desde que el Gobierno concluyó "su histórica reestructuración" de bonos internacionales y nacionales en septiembre, "las condiciones macroeconómicas locales han seguido deteriorándose".

De acuerdo con los acreedores, "las malas decisiones políticas están socavando las posibilidades de una recuperación sostenible". Dicen que, en lugar de orientar la política en una dirección positiva, "el gobierno ha aprovechado en gran medida el respiro como una oportunidad para retrasar decisiones difíciles y continuar con políticas insostenibles. Los controles de precios, el congelamiento de tarifas y el racionamiento del acceso a las divisas son paliativos a corto plazo que están destinados a fracasar y a acumular mayores problemas en el futuro".

Los acreedores también critican la evolución de las cuentas externas, con el primer déficit de la balanza comercial de diciembre desde 2018, y un incremento del pago de importaciones del 22%. Y también la cuenta de capital: "los argentinos han mostrado poca fe en las políticas de su gobierno y claman por dólares. Durante 2020, las compras de dólares por parte de los residentes drenaron US$ 5.750 millones de las reservas del BCRA", sostienen.

Los acreedores afirman que hay que reconstruir las reservas para fomentar la confianza interna y restaurar la estabilidad externa. "Sólo demostrando la capacidad de acumular reservas podrá Argentina frenar la fuga de capitales, reducir el riesgo país y generar inversiones que puedan crear crecimiento económico y empleo sostenible", aseguran.

"A Argentina no le faltan divisas: en el país circulan más de US$ 130.000 millones y los argentinos poseen activos netos en el extranjero por US$ 300.000 millones. Más bien, carece de un marco político creíble que desencadene el retorno de estos dólares al sistema financiero".

"Incluso con la reestructuración de la deuda finalizada, el Gobierno aún no ha establecido un marco de política macroeconómica integral a mediano plazo. Sin apetito por el ajuste fiscal, la monetización de los déficits sigue alimentando el aumento de la inflación", critican. Y afirman que la estimación oficial de 29% de inflación para este año "no es creíble" y se encontraría más cerca del 45% que estiman los economistas.

"La formulación de políticas erráticas y ad hoc, en medio de una creciente lista de errores y giros políticos, como las iniciativas para limitar las exportaciones de maíz e intervenir en los mercados de trigo, un esfuerzo innecesario de confrontación para reestructurar la deuda de YPF y el congelamiento de las tarifas de electricidad, gas y otros servicios, erosionan la confianza", añaden.

Según el comunicado, los mercados de deuda muestran la poca confianza que tienen los inversores en Argentina. "Mientras que los rendimientos de los bonos recientemente reestructurados de Argentina se sitúan cerca del 16%, Paraguay, un país vecino que históricamente proporciona mano de obra migrante a Argentina, ha emitido recientemente bonos a 12 años con un rendimiento del 2,74%", explican.

"El capital para financiar el crecimiento y aliviar la pobreza requiere un bajo riesgo de país que sólo puede venir de buenas políticas y una clara comunicación con los mercados", proponen. "Los tenedores de bonos proporcionaron a Argentina US$ 37.000 millones de alivio del flujo de caja con la premisa de que Argentina utilizaría este espacio para aplicar políticas que pudieran reducir el riesgo país. Argentina aún no ha empezado a tomarse en serio los compromisos que adquirió con los acreedores durante las negociaciones de la deuda, y el costo de este fracaso no podría ser más claro".

Para los bonistas, "Argentina podría ser una economía competitiva si tan sólo las autoridades decidieran anclar las políticas económicas en torno a un marco macroeconómico coherente con el apoyo del FMI. El momento no podría ser más propicio para que el país libere su formidable potencial, con los precios de sus principales exportaciones en niveles históricamente altos, la liquidez global abundante y el mundo preparado para un repunte del crecimiento tras la pandemia del COVID-19. Lo único que falta son políticas creíbles y claramente comunicadas", insisten.