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 Clarín - Economía

El déficit fiscal crece y se financia con emisión. El plan del Gobierno para salir a frenar al dólar Bolsa y al blue

Si bien el dato de julio mostró un principio de mejoría del desequilibrio fiscal ante la pandemia, la cantidad de pesos sueltos es alta y hará falta absorberlos.

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Martín Guzmán, ministro de Economía

El Ministerio de Hacienda informó los detalles de la ejecución presupuestaria del mes de julio de 2020 la cual, al igual que los seis meses anteriores, volvió a computar un resultado primario negativo que fue de $ 155.524 millones en este séptimo mes. Los ingresos totales cayeron un 18,7% y el gasto primario creció un 11,5%, ambos en términos reales.

Si bien se mantiene la brecha fiscal que implica el hecho de tener ingresos cayendo junto a gastos que suben, el último dato mostró tanto la menor caída real de ingresos registrada desde marzo, como un menor crecimiento interanual del gasto, en comparación con lo que vino ocurriendo desde que inició la cuarentena por el Covid-19.

Es decir que se aprecia un principio de mejoría de la dinámica fiscal. De todos modos, la mejora en la performance de los ingresos de julio estuvo influida por ingresos tributarios extraordinarios, particularmente por bienes personales, internos coparticipados e impuesto PAIS, tributos que compensaron las mermas de los principales recursos nacionales como son IVA, Ganancias y Aportes y Contribuciones.

Por el lado del gasto, todos los principales componentes del mismo redujeron la velocidad a la cual venían creciendo. Prestaciones sociales que fue el componente que más creció, lo hizo a través de una combinación de una caída real en las erogaciones por jubilaciones con un aumento de pagos extraordinarios explicados por los programas IFE y ATP. El apartado de las transferencias a provincias exhibió una caída en términos nominales respecto a los extraordinarios montos girados en los últimos meses. Por su parte, subsidios económicos mantuvo el nivel que se venía observando en los últimos meses.

La dinámica observada y la realidad económica no parecieran mostrar que la desaceleración del gasto fuese a continuar con su tendencia en los próximos meses, mientras que la evolución de los ingresos tributarios sí puede mantenerse debido al empuje que recibe por los impuestos no habituales (como el PAIS) que compensen en parte la baja reacción que están mostrando los tributos tradicionales como IVA y Ganancias. Frente a esto, debe mencionarse que, si bien la dinámica fiscal ha mejorado en julio, se está aún lejos de un escenario de alivio o sostenibilidad de las cuentas públicas para 2020.

Sólo en el mes de julio, el déficit fiscal representó un 0,65% del PIB, por lo que el déficit primario acumulado en los primeros siete meses del año es 3,6% del PIB, y el déficit fiscal (incluyendo intereses) llega al 4,7% del PIB. De hecho, el resultado primario observado en julio se ubicó más cercano a lo esperado en un escenario pesimista que del escenario optimista, aunque dejó prácticamente inalteradas las proyecciones de déficit primario anual que se ubicaría, respectivamente, entre el 8,1% y el 6% del PIB en los mencionados escenarios.

En el actual contexto crítico para las finanzas públicas, que combina una política que implica altas necesidades de gasto junto a una caída de actividad que erosiona los ingresos tributarios, y sin acceso al financiamiento público, surge un dato clave: existe hasta el momento una relación prácticamente uno a uno entre el déficit fiscal nacional y las transferencias del BCRA al Tesoro. Sumando la transferencia de utilidades con los Adelantos transitorios, la asistencia del BCRA al Tesoro totalizó hasta julio $ 1.472.000 millones, siendo récord en términos del PIB (5%). Dicho monto resulta prácticamente congruente con el déficit fiscal acumulado en los siete meses transcurridos de 2020 ($-1.377.000 millones). Frente a los escenarios fiscales de cierre del 2020 mencionados, se espera que esta forma de financiar el déficit con emisión se mantenga por lo menos hasta los límites legales que la carta Orgánica le permite a los adelantos del BCRA, y a las utilidades que todavía queden por distribuir. Sin embargo, esta política claramente no es sostenible, y deberá plantearse la necesidad de visibilizar un plan para absorber en los meses venideros la cantidad nueva de dinero impresa en este contexto.

El plan del Gobierno para salir a frenar al dólar Bolsa y al blue

Cuando salga el canje vamos a estar con herramientas de sobra para controlar el precio del contado con liquidación, sobre todo porque se especula que el bono más usado será el 2030, que reemplazará al Bonar 24 para hacer CCL. Significa menos cantidad de códigos de bonos, más concentrados en poder del Estado

En estricto off the record, este alto funcionario del Poder Ejecutivo detalla el plan que tiene el Gobierno para salir con los botines de punta para frenar el avance del dólar, y reducir al mismo tiempo la brecha cambiaria.

Hay funcionarios del área económica que creen que es el mejor momento para dejar de lado las micro devaluaciones del oficial y acelerar el tipo de cambio mayorista al menos hasta $ 78, de modo de salir a reducir la brecha con el liqui, aprovechando estos días claves hasta el canje de deuda, que se liquida el 4 de septiembre.

Técnicamente nos conviene esperar al canje. No por la tranquilidad del mismo, sino porque nos deja más armado, después de ambos canjes, tanto el local como el extranjero. Desde del canje podemos intervenir más fácil para hacer bajar al CCL, vendiendo bonos en dólares en poder del Estado, suponiendo que el nuevo para contado sea el 2030 local y externo, revela una alta fuente oficial.

Por lo pronto, el cupo de los u$s 200 seguirá hasta fin de mes, ya que la mayoría de la gente ya lo compró y no tiene ningún sentido cortarlo ahora. Desde el martes de la semana que viene, con el nuevo mes, será otro cantar. 

Al Banco Central le quedan sólo u$s 5000 millones de reservas de libre disponibilidad, y a u$s 1000 millones por mes de dólar ahorro, a fin de año se quedaría sin liquidez, excepto que activen el swap de monedas con China por u$s 3000 millones pagando un 7% anual de interés o vendan los u$s 4000 millones que tienen de oro.

Pero en el BCRA niegan que vayan a hacerlo, del mismo modo que niegan, tajantes, las versiones de que el cupo se limitaría a u$s 500 por año o que intervendría la AFIP para ver quién podría comprar y quién no, en base a sus ingresos en blanco.

No, dice tajante una alta fuente del BCRA cuando se lo consulta si podrían reducir a u$s 100 el dólar ahorro, o subir las tasas de plazos fijos, que hoy están en el 33% anual para los depósitos minoristas, de hasta $ 1 millón.

No harán nada hasta el cierre del canje para no empantanar las negociaciones. Esta semana hablan de ampliar el periodo de parking para embromar al CCL, pero con el menor volumen que habrá no tendría sentido. El BCRA no quiere vender bonos en dólares para bajar el tipo de cambio implícito. Tienen muy poca pericia. Falta muñeca y coordinación entre el Central y Economía. El camino es vender bonos para ponerle un techo al liqui, comenta un economista de trato frecuente con Alberto Fernández.

Por ahora hay más presión por el arbitraje del canje que por la falta de títulos. En contado vamos a operar mucho esos títulos, porque por el arbitraje del canje Bonar-Boncer se puede hacer fortunas, especulan en las mesas.  

Un informe de Ecolatina señala que la brecha, así como las reservas netas, se ubican niveles preocupantes. En consecuencia, según cuánto se logre disipar la incertidumbre y con ella el apetito dolarizador, el endurecimiento del cepo o un salto del tipo de cambio oficial serán más o menos probables y necesarios.

Calmar la demanda de divisas, aumentar el apetito pesificador -ya sea disipando la incertidumbre o mejorando el rendimiento de las opciones en moneda local-, es la opción más atractiva, ya que es la única que permitiría salir del laberinto por arriba. Lamentablemente, en el corto plazo, es tan difícil de lograr como atractivos sus resultados, cmpleta Ecolatina.