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 El Cronista Comercial

Sin crecimiento global no se recuperarán las acciones

La Fed transmitió una serie de señales de política pro mercado, pero eso solo no basta para despejar el camino hacia un regreso a los días dorados de 2017


La entusiasta reacción que la semana pasada tuvieron las acciones estadounidenses tras el giro de 180º de la política monetaria de la Fed fue un recordatorio de la constante codependencia que existe entre el banco central más poderoso del mundo y el mayor mercado de acciones.

La Fed transmitió una serie de señales de política pro mercado, eliminando un gran obstáculo que impedía el alza de los activos y la estabilidad. Pero eso solo no basta para despejar el camino hacia un regreso a los días dorados de 2017, donde todo lo que importaba a los inversores estaba bien alineado. Para eso, también se necesitan mejores noticias en cuanto a la economía global.

Al peor diciembre desde la Gran Recesión para las acciones estadounidenses le siguió el mejor enero desde 1987, lo que permitió a los inversores recuperar rápidamente más de la mitad de sus pérdidas. Y el cambio en el discurso de la Fed fue la principal razón. Comenzó con señales ad hoc de los funcionarios y culminó con las desiciones de la semana pasada. Esas señales formales y oficiales era todo lo que buscaban los mercados: no sólo la confirmación de un enfoque "evidente" de la Fed hacia las futuras alzas de las tasas de interés, sino también el abandono del modo "piloto automático" que había gobernado la manera en que la Fed estaba recortando la vasta cantidad de bonos acumulados durante la flexibilización cuantitativa.

Muchos inversores interpretan este giro de 180º como una forma de rendición por parte de la Fed. Definitivamente apuntalará la confianza en el poder de persuación de los mercados en un mundo donde los altos niveles de apalancamiento dentro del sistema financiero generan verdadera actividad económica vulnerable a los movimientos desordenados de los precios de los activos. Y pone fin, al menos por ahora, al intento inicial del nuevo presidente de la Fed Jay Powell de mantener un rumbo más independiente de los mercados.

Para los inversores y operadores, implica una ayuda para que el mercado se aleje de la mentalidad "vender cuando sube".

Es necesario restablecer la política monetaria y las anclas técnicas para que se vuelva a alinear, como en 2017, el triplete que importa a los inversores: altos retornos esperados, baja volatilidad y correlaciones en las clases de activos que reduzcan el costo de la gestión del riesgo.

Sin embargo, también se necesita un giro en los fundamentals de la economía global.

La economía de EE.UU. acá no es el problema. El sector corporativo y los hogares se mantienen en buenas condiciones, aunque se beneficiaría si ambos partidos del parlamento apoyaran un programa de infraestructura pro crecimiento.

Sin embargo, lo que todavía necesitan los mercados es perspectivas significativamente mejores para China y Europa. Los datos de alta frecuencia provenientes de China siguen sugiriendo que pierde fuerza el empuje económico. También recalcan que el intento de Beijing de tratar de estimular la economía a través de las tradicionales medidas de política está surtiendo menos efecto que antes. Sin un fuerte eje hacia reformas estructurales más profundas, la economía seguirá enfrentando vientos en contra que obstaculizarán el crecimiento y distorsiones financieras.

La situación en Europa es peor. Pese a otro trimestre prácticamente sin crecimiento para la eurozona , hay pocas señales, si es que hay alguna, de políticas pro crecimiento. El principal culpable es otra vez el panorama político.

Los mercados están mejor que hace unos meses atrás. Esa es una buena noticia para los inversores. Pero las esperanzas puestas en un rápido regreso a la combinación de retornos altos, baja volatilidad y correlaciones favorables que se dio en 2017 podrían frustrarse. Para eso, las recientes mejoras en la política monetaria y en las anclas técnicas para los mercados deben ir acompañadas por mejores fundamentals económicos globales. Desafortunadamente, parece poco probable que eso se materialice en el corto plazo.