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 La Nación - Economía

El país podría pasar de exportar 1300 dólares per cápita a US$4300 y explican cómo lograrlo

En un congreso sobre “agrobioindustria” se remarcó que eso es posible con medidas que van desde brindar previsibilidad a la producción hasta mejoras en la infraestructura y con políticas

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“Es tiempo para que los argentinos busquen consensos para la construcción de un país desarrollado y en paz para 47 millones de habitantes”, propuso German Paats, presidente de la Fundación Barbechando, organizadora del Primer Congreso de Políticas Públicas para la Agrobioindustria, realizado esta semana en las instalaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

“Es momento para una cocreación para ver hacia dónde vamos como nación y establecer puntos de acuerdo, independientemente de los diferentes contenidos electorales presentes en la sociedad. Basta de unos contra otros para pasar a unos con los otros”, señaló Paats.

“Si nos ponemos de acuerdo en promover la agroindustria, la economía del conocimiento, la energía, la minería y el turismo, el actual PBI podría multiplicarse por 2,5 en tres mandatos presidenciales. Además, se podrían cuadruplicar las exportaciones y generar empleo para 2 millones de argentinos”, cuantificó.

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“Hay que cambiar el esquema productivo actual, que concentra el 70% de las exportaciones en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, promover el desarrollo federal y sumar al juego al NOA y Cuyo por los puertos del Pacífico, además de la Patagonia y del NEA. Así podríamos crecer de los 1300 dólares per cápita de las exportaciones de la Argentina, para acercarse al promedio mundial, de 4300 dólares per cápita”, indicó Paats.

En este contexto, en el marco de una jornada que contó con 270 asistentes, dijo que para lograr ese objetivo se necesita previsibilidad, mejoras en la educación, una economía sana y modernización de la infraestructura vial, fluvial y marítima, además de la integración al mundo mediante una buena labor de la Cancillería.

Objetivos

“Todo esto supone hacer las cosas de manera distinta de hasta ahora, trabajar para desarrollar políticas públicas generadas en el Congreso de la Nación y promover la articulación público privada para planificar una visión distinta de país”, resumió.

Durante el desarrollo del congreso se presentaron casos de éxito en la articulación público-privada con miras a construcciones colectivas de buen resultado. Los expositores plantearon la importancia de que las instituciones del agro trabajen junto a parlamentarios y funcionarios gubernamentales en metas comunes.

Alceu Moreira, diputado del Congreso brasileño, representa al sector agropecuario y contó que hace 33 años fundaron el Frente Parlamentario Agropecuario, en representación de la producción rural. Moreira dijo que inicialmente fracasaron en la comunicación hacia la sociedad urbana por partir de un punto equivocado. “Comenzamos desde la mesa del consumidor hacia la siembra pero no logramos eco; por eso cambiamos y comenzamos a mostrar cómo se compone el PBI brasileño, en el cual el 24,8% corresponde al sector agropecuario, y sube hasta 51% cuando se considera la agroindustria ubicada antes y después a de la producción”, destacó.

“Entonces, aprendimos que la producción agrícola no termina en la comercialización de los granos. Una gran parte del crecimiento del agro brasileño fue por el apoyo del gobierno y de la sociedad o a pesar de ellos, con la participación de los productores en el Parlamento”, razonó Moreira.

“Una enseñanza se dejaron estos años es que no debemos ser reactivos como sector. No comenzamos ningún diálogo con la otra parte con el enfrentamiento; buscamos encontrar los puntos de convergencia y lograr consensos primero, para plantear después el tema en discusión. Así se facilita el diálogo”, explicó el diputado.

“También vimos que el deber de los productores que llegan al congreso es que las leyes para la sociedad carezcan de defectos. Por eso, hubo que crear comisiones parlamentarias temáticas que desembocaron en la creación del Instituto Pensar Agropecuario, con 54 instituciones que plantean sus puntos de vista sobre cada tema, para ver si es muy importante o no, y cuál es su prioridad”, apuntó.

Moreira planteó que el Mercosur no representa los intereses de Brasil y de la Argentina, ante lo cual propuso la creación de un bloque entre ambos países, a los que se podrían agregar los de Latinoamérica que tenga los mismos intereses, al pensar que lo que a uno le falta le puede sobrar al otro.

Nilson Leitao, actual titular del Instituto Pensar Agropecuario, recordó que hace muchos años productores y políticos brasileños estaban de espaldas en los planos municipal, provincial y nacional. Los productores pensaban que no tenían número para ganar un lugar en el Congreso el que la gran obra importante en ese ámbito a no ser que hubiera malas noticias, como inundaciones, sequías, etc. Esa distancia se acortó cuando los productores se organizaron para trabajar temas del agro en el parlamento, que ocupaba casi todos sus tiempos en otros temas como educación a, salud, etc.

El Instituto – una entidad sin fines de lucro - nació en 2011 para darle una voz a los productores y vinculación entre la cadena rural y el espacio político. Los temas que le llegan para estudio son de la más diversa índole, desde la producción de patatas hasta la de soja, y se analizan en dieciséis comisiones técnicas (ambiental, endeudamiento rural, vio energía, derecho de propiedad, agricultura familiar, políticas agrícolas), se realizan un dictamen.

Otros casos

Leitao fue optimista al decir que el congreso deja una semillita para la Argentina, se pueden crear instituciones como IPA y el FPA. “Los productores se deben subir al barco y cada uno a garrón supremo, para navegar en camino hacia el futuro”, indicó.

En Australia también se obtuvieron buenos resultados al tomar decisiones de la producción con consenso entre autoridades y privados. Johana Hewitt, exsecretaria de agricultura de Australia, comentó que hace muchos años había un sistema cerrado, mercados regulados y subsidios y protección para los productores locales. Ese sistema no daba resultados y se cambió por completo, liberando los mercados a partir del consenso entre el gobierno y la agroindustria. El resultado fue el desarrollo de la producción.

El ejemplo de la Argentina

En otro tramo del congreso, tres cordobeses mostraron otro ejemplo de éxito o de articulación público-privada. Roberto Manso, agricultor de Córdoba y del Chaco, dijo que entre los productores cordobeses hay un buen concepto del Ministerio de Agricultura y Ganadería provincial, con comunicación permanente y líneas directas con los productores. “Estamos conformes con los funcionarios públicos y ojalá esta forma de trabajar se replique en otras provincias”, se esperanza.

A su turno, Catalina Boetto, Secretaria de Ganadería de Córdoba, confesó que vivía tranquila con su empresa y con un cargo universitario, quejándose de los políticos. Pero un día recibió una invitación a participar como funcionaria técnica en el Ministerio y aceptó; está contenta con esa decisión.

La gestión de la actual administración del Ministerio empujó hacia arriba el área sembrada y los rindes de producción de provinciales. Además, entre los logros concretos figura la financiación de la carta de suelos de la provincia, que permiten enfrentar mejor los problemas de erosión. También se dividió el territorio por cuencas hidrológicas más allá de los límites geográficos de los departamentos.

El Ministerio también impulsó la receta fitosanitaria digital que puede ser expedida en tiempo real para cualquier campo; el plan plurianual de forestación que impide eliminar un bosque nativo y exige la plantación de árboles en los campos que no los tienen; las buenas prácticas agrícolas, con premios a los productores que las aplican; la construcción de caminos rurales pavimentados con un fideicomiso integrado por el 70% del impuesto inmobiliario rural, manejado por los productores. Sobre esto, ya llevan 350 kilómetros hechos de caminos rurales.

Por su parte, Sergio Busso, ministro de Agricultura y Ganadería de Córdoba, dijo que los programas de esa repartición buscan incentivar, no castigar. “Se formulan políticas que alientan el desarrollo del sector agropecuario, más que penalizarlo”, señaló.

Carlos Marin Moreno

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