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 El Cronista Comercial

Dólar en alza y más impuestos: qué le espera a un país con bajos ingresos. Freno en la recuperación, en julio la actividad cayó 0,5%

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¿A cuánto subió el dólar? La pregunta que se formulan mensualmente más de 4 millones de argentinos a la hora de ir a comprar los u$s 200 que, por ahora, tienen autorizados, preocupa al Gobierno. En definitiva, no es más que un reflejo, que responde a la falta de confianza eterna sobre la moneda y el camino que se pretende trazar para la economía desde la gestión de turno.

Algunas pistas se fueron dando sobre esa ruta, como la apelación a la obra pública, los planes de estímulo al consumo, la idea de una reforma tributaria que no baje impuestos y sume gravámenes a quienes tienen mayor capacidad contributiva, o la de volcar dos puntos del PBI a promocionar inversiones para exportación. Forman parte de un paquete de medidas que se anunciará en las próximas horas y cuyo resultado, con el tiempo, determinará si crean confianza en el país y en su moneda, algo que escasea.

Si bien el canje de deuda podría descomprimir un poco el mercado cambiario, es evidente que para los argentinos es difícil suponer hoy que el país se alejará del recorrido histórico que lo lleva una y otra vez a devaluar su moneda por la escasez de divisas para cubrir sus gastos.

La avidez por el dólar como refugio ante la desconfianza por el peso y la necesidad de importar para producir generan una demanda de billetes estadounidenses que agudiza la escasez de reservas. Así, la apelación al comercio exterior para abastecer el mercado choca con los números.

Desde agosto de 2011 que la torta comercial no alcanza los u$s 16.000 millones.Fue una de las únicas dos ocasiones (detrás de los u$s 8393 millones de marzo de 2013) en las que las exportaciones superaron los u$s 8000 millones mensuales, con un pico de u$s 7671 millones en importaciones, según la serie estadística que el Indec mantiene desde 1990. Hoy, en plena depresión comercial, las ventas al exterior apenas orillan el 60% de aquellas cifras y las compras, solo el 45%, claro reflejo de una profunda recesión.

Son cifras que van más allá del impacto mundial de la pandemia y abren un gran interrogante sobre la posibilidad de que la Argentina recupere fuerzas de la mano del comercio exterior. Y es que, pese al discurso oficial sobre la apuesta a promover esa vía como una fuente de ingreso de divisas y de cambio de expectativas que evite endurecer el cepo cambiario, hay un dato que contrasta con las intenciones: el saldo de la balanza comercial no supera los u$s 2500 millones desde hace más de 11 años y al ritmo actual, se prevé que solo los minoristas retirarán este mes tres de cada cuatro dólares del resultado positivo de julio.

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Así, con un déficit fiscal creciente y un superávit comercial insuficiente, las cuentas no cierran y entonces solo quedan dos caminos posibles para equilibrarlas: reducir los gastos, como pedirá el FMI, o "estirar" los ingresos.

Sobre el primer punto, trascendió que Economía ya advirtió al presidente Alberto Fernández que no hay fondos para transformar el Ingreso Familiar de Emergencia en uno Universal, pero al entrar en un año electoral como lo será el próximo, ¿se seguirá ese consejo o se direccionará el subsidio para sostener una base de potenciales votantes?

Sobre la segunda posibilidad, las consultoras privadas estiman que solo para este año, el tipo de cambio oficial trepará otro 15% y llegará a $ 122 en 2021. Una devaluación que se podría acelerar en la medida en que las expectativas no mejoren y las reservas sigan en baja, aunque el Banco Central observe hoy una paridad competitiva y a que este movimiento podría alimentar la persistente suba de precios.

Claro que en un país de tarifas congeladas que, por restricciones sanitarias, aún demora la reactivación total de su economía, la inflación que no distingue clases sociales y la mayor carga fiscal que se activa con los impuestos a los vehículos y se proyecta con la reforma y el tributo a la riqueza, son las "fuentes" que garantizan ingresos a un Tesoro necesitado. Parte de la historia conocida.

Freno en la recuperación, en julio la actividad económica cayó 0,5% contra junio

Para el Gobierno y buena parte de los analistas privados, la caída de la actividad económica tocó piso durante abril y mayo y en junio comenzó con una recuperación leve, que aún la ubica por debajo de los niveles previos a la pandemia, pero que marca el comienzo de un rebote.

Sin embargo, los datos de un relevamiento del Estudio Ferreres encendieron una luz amarilla. El Indice General de Actividad (IGA) registró una caída de 8,9% anual en julio, acumulando así una contracción de 10,1% en los primeros siete meses del año. Y en la medición desestacionalizada tuvo una baja de 0,5% respecto a junio.

"Durante julio la actividad económica detuvo la recuperación que venía mostrando desde el desplome de abril. La marcha atrás de la liberación de las medidas restrictivas a la circulación durante este mes tuvo un impacto negativo en varios ámbitos, llevando a los sectores más perjudicados a mostrar cifras negativas similares a las del junio", indica el informe.

 

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Actividad económica de julio según el Estudio Ferreres.

El dato marca una diferencia respecto de la visión oficial. Hace unos días el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, dijo que "hay una recuperación gradual, es heterogénea, pero hay una recuperación gradual y sostenida".

El IGA de Ferreres de julio releva caídas marcadas en casi todos los sectores. En la industria manufacturera la baja interanual es de -9,4%, en el comercio es de - 14,9%, y en la construcción, del -22%. Los datos no difieren demasiado de los porcentajes de junio, cuando se habían hundido -10,1%, -14,6% y -23% respectivamente.

"Más allá de la recuperación coyuntural que es esperable después de una caída tan estrepitosa no vemos indicios que nos permitan esperar un crecimiento a largo plazo. Pero si es previsible cierto rebote tras la pandemia, cuya velocidad estará limitada a las condiciones macroeconómicas que se observen en esta salida", señalaron.

En el sector agropecuario las caídas son menos marcadas. En julio se contrajo 3,8% respecto del mismo mes del año pasado, como resultado de las bajas de 4,4% en el sector agrícola, y de 3,5% en el sector ganadero. El acumulado de los primeros siete meses muestra así una merma de 5,9% interanual para el sector en su conjunto.

El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, afirma que la recuperación de la economía es sostenida. Foto Germán García Adrasti

La producción industrial tuvo una contracción interanual de 9,4% durante el mes pasado, acumulando una baja de 11,5% para los meses transcurridos en el año, y un crecimiento mensual de 1,7% en la medición desestacionalizada. Entre los sectores, la mayor pérdida se dio en la industria de metales básicos, con una merma anual de 20,7%. El dato llamativo fue que la producción automotriz tuvo una baja de 1,5% en julio, con lo que recuperó casi todo el terreno perdido desde abril.

El sector energético anotó un crecimiento interanual de 2,1% en julio, acumulando para los primeros siete meses una merma de 1,3%. Particularmente, la generación eléctrica cedió 1%. De acuerdo a CAMMESA, la gran demanda anotó en julio una baja de 13% anual, cifra menor a las observadas en los últimos meses, mostrando una lenta recuperación del consumo. A su vez, la baja de la gran demanda fue compensada por un mayor consumo residencial producto de las menores temperaturas.

El comercio observó durante julio una merma interanual de 14,9%. La rama minorista continúa mostrando una leve desaceleración en su caída, al marcar una baja de 17,9% frente a los valores por debajo de -20% de los tres meses previos, mientras que la rama mayorista empeoró su resultado respecto de junio, cayendo en esta oportunidad 11,7%. Así, el comercio acumula para los primeros siete meses una contracción de 14,0%.

En la variación interanual, la nota la da intermediación financiera, con un alza del 4%.