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 Clarín - Economía

Hernán Lacunza irá a Washington y se reunirá con el FMI en un clima de "desilusión" con la Argentina

El ministro de Hacienda viajará a la capital de EE.UU. el 26 de septiembre. Comenzará a analizar con el Fondo el "reperfilamiento" de la deuda y el desmbolso de los 5.400 millones de dólares.

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El ministro Hernán Lacunza y otros funcionarios argentinos junto a técnicos del FMI en Buenos Aires

El ministro de Hacienda Hernán Lacunza llegará a Washington hacia fin de mes para una difícil tarea: dar los primeros pasos en el Fondo Monetario Internacional para renegociar el acuerdo Stand by y, en el más corto plazo, intentar convencer al organismo para que desembolse los 5.400 millones de dólares que deberían ser aprobados en septiembre pero que hoy están en duda. La misión del ministro es dura: si bien el apoyo al programa de reformas de Mauricio Macri continúa formalmente, el clima con nuestro país ha cambiado tras los resultados de las PASO y las recientes turbulencias económicas.

Todavía falta afilar los detalles de la agenda, pero se estima que Lacunza arribará a esta capital para los festejos de los 60 años del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre el 26 y 28 de septiembre. Los días previos acompañaría al presidente Mauricio Macri en Nueva York, durante la Asamblea de las Naciones Unidas y en encuentros con inversionistas en Wall Street, donde se presentará con su nuevo cargo.

En el marco de la reunión del BID, Lacunza se verá con los representantes de los organismos multilaterales, pero el foco seguramente estará en lo más acuciante hoy: la renegociación de la deuda con el FMI que anunció semanas atrás el Gobierno. Para eso Lacunza busca llevar bajo el brazo una carpeta con ciertos compromisos de los jefes de bloques del parlamento para que el “reperfilamiento” tenga un aval político más fuerte ante cualquier resultado de las elecciones del octubre.

Si bien desde el Gobierno destacan que estos días las turbulencias financieras se han calmado y el riesgo país bajó, el clima que espera a Lacunza en Washington no es el mejor. “Hay mucha preocupación en esta capital por el descarrilamiento de la Argentina -y no solo en términos de política económica- y temor porque pudiera estrellarse en los meses que vienen, convirtiéndola en otro caso de un lamentable hazmereír, o hazmellorar, de la región”, dijo a Clarín Arturo Porzecanski, profesor de finanzas internacionales de la American University.

Para este experto, que sigue en detalle el caso argentino, en Washington no solo hay cautela e incertidumbre respecto de nuestro país sino también “una gran desilusión”. “La verdad es que la Casa Blanca y el FMI apostaron muy fuerte a una Argentina mejor, y ese futuro se esfumó en pocas semanas”, dijo.

Aún no está confirmado, pero Lacunza también buscará reunirse con funcionarios del Tesoro de EE.UU., que ha sido clave en el apoyo al gobierno de Mauricio Macri ante el FMI y que hoy ve con incertidumbre una posible presidencia de Alberto Fernández. Desde el Departamento de Estado han advertido a Clarín que Estados Unidos está dispuesto a trabajar con cualquier presidente que “gobierne democráticamente” en Argentina y encare las relaciones bilaterales “con buena voluntad”.

Después del resultado de las PASO y las turbulencias que posteriormente se desataron, el Fondo dejó en el limbo una programada misión técnica a Buenos Aires para examinar la marcha de la economía para que el directorio ejecutivo del organismo aprobara los 5.400 millones de dólares que estaban previstos para desembolsar en septiembre.

El Gobierno asegura que se cumplieron con las metas fiscales y monetarias previstas para que se gire ese monto. Pero en Washington se duda de que este tramo sea aprobado porque, según supo Clarín, el Directorio Ejecutivo tiene en cuenta otro aspecto más allá de los números: la proyección a futuro. Y precisamente en ese ítem hay muchos riesgos sobre sustentabilidad política y de deuda.

“Sería una locura institucional y un desperdicio de aún más dinero si lo fueran a hacer, ya que no hay una visión acordada sobre lo que hay que hacer de aquí a fin de año. Ni que hablar del 2020 y más allá”, dijo Porzecanski.

Las negociaciones de ese desembolso (que pertenece al actual programa) pueden correr paralelas al reperfilamiento total del plan que busca el Gobierno. Sin embargo, Lacunza solo podrá iniciar los lineamientos ya que nadie estima aquí que se firme nada sin aval del futuro gobierno. Las opciones podrían ser una renovación del actual stand by o un programa de facilidades extendidas, que implicaría plazos más extensos pero a cambio de reformas estructurales más profundas.

A diferencia de su antecesor Nicolás Dujovne, Lacunza no encontrará el respaldo contundente que ha gozado el Gobierno con la francesa Christine Lagarde a la cabeza del organismo. Ella ahora es la candidata a presidir el Banco Central Europeo y ha dejado a David Lipton como director interino del Fondo.

Ya se ha iniciado este lunes el período de sucesión de Lagarde y la única candidata es la búlgara Kristalina Georgieva que deberá ser ungida por el board a más tardar el 4 de octubre. Georgieva, líder del Banco Mundial, conoce el caso argentino pero su perfil es mucho menos político que el de la carismática Lagarde. Se estima que mirará con detenimiento los números más que otra cosa.

Para Porzecanski, “Lagarde tendrá para siempre una gran mancha negra en su curriculum por el desastre en que resultó su apuesta a la Argentina, pero veremos si eso le afecta su futuro al mando del Banco Central Europeo”. Y agregó: “Creo que el directorio va a aguardar hasta que Kristalina esté instalada comandando el Fondo para decidir qué hacer con respecto al caso Argentina”.

Aún resta resolver en la Casa Rosada si Mauricio Macri,  que viaja a la Asamblea General de Naciones Unidas, incluye a Lacunza en su reducida comitiva oficial que ya integran el canciller Jorge Faurie, el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo, y el vocero presidencial Ivan Pavlovsky.

Si esa fuera la decisión de Macri y vuelan juntos, el ministro de Hacienda contactará a inversores y banqueros en New York City -sede la ONU- y luego viajará a DC para completar una agenda de trabajo que además incluye al Banco Mundial (BM), al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y un probable cónclave con David Lipton, el director gerente del FMI hasta que asuma Kristalina Georgieva, sucesora de Christine Lagarde.
Cuando Werner levante el teléfono en Washington, Lacunza insistirá con el rápido desembolso de los 5.400 millones de dólares que el FMI debería girar en los próximos días, si respetara la letra fría del Standby Agreement que firmó con Argentina.

Pero eso no sucederá: en el Fondo consideran que ese Standby ya está inerte y que Macri y Lacunza deberán esperar hasta la llegada de Georgieva y los resultados de las elecciones de octubre para tener novedades de los millones de dólares que se deberían depositar durante septiembre en las arcas del Banco Central de la República Argentina (BCRA).

Mauricio Macri y Hernán Lacunza , tras su jura como ministro de Hacienda
El presidente y su ministro de Hacienda sospechan de la decisión que asumió el FMI y todavía no comunicó oficialmente. Por eso Macri y Lacunza diseñaron medidas económicas y financieras que implican evitar la fuga de dólares y defender las reservas del Banco Central, dos decisiones políticas que permitirían mantener la estabilidad de los mercados aunque no se desembolsen los 5.400 millones de dólares. 
Entonces, frente a las posibles argumentaciones de Werner alegando que aún no hubo revisión formal del FMI en Buenos Aires, que no se redactó el Staff Report, que Georgieva no sucedió formalmente a Lagarde, que el Board no se reunió, y que cuando se reúna aguardará los resultados electorales de octubre, el ministro de Hacienda igual tendría margen de maniobra para controlar a los mercados con las reservas del BCRA. 
Está previsto que Werner reciba a Lacunza junto a Roberto Cardarelli, jefe de la misión técnica en la Argentina, y que los tres analicen la situación económica del país. Werner y Cardarelli no estaban seguros de firmar un Standby Agreement con Argentina por 57.000 millones de dólares, pero su poder de resistencia fue mínimo ante la presión ejercida por Donald Trump desde la Casa Blanca.
Lacunza participará del homenaje a los 60 años de la creación del BID y no se descarta un encuentro informal con Kristalina Georgieva, sucesora de Lagarde en el FMI. Georgieva conoce la profundidad de la crisis económica -visitó al país como titular del BM- y actuará con extrema cautela..
La sucesora de Lagarde tiene décadas de experiencia en organismos multilaterales, y conoce el poder real del Salón Oval. Hasta que Trump no de señales positivas respecto a Macri y su gobierno, Georgieva no moverá un dedo a favor de la Argentina.