BYMA impulsa las finanzas con impacto social y ambiental

Hace ya varios años que la sustentabilidad dejó de ser solo una estrategia empresarial o una meta de largo plazo a la que no se le daba mayor relevancia. De hecho, el cambio fue tal que son cada vez más las industrias y sectores que quieren implementar prácticas sostenibles en todas las actividades que llevan a cabo. Hoy, además de guiar las estrategias de las más grandes empresas del país, también es un criterio de inversión para aquellas que buscan mejorar aún más sus performances ambientales.

En la Argentina, el mercado de capitales empieza a ofrecer alternativas para que los inversores puedan financiar proyectos con impacto positivo en la sociedad y el ambiente, sin resignar rentabilidad. Desde 2017, con la transformación del Merval en BYMA (Bolsas y Mercados Argentinos), comenzaron a desarrollarse herramientas concretas para fomentar una nueva forma de invertir.

"Una de las primeras iniciativas que adoptamos fue sumarnos al programa de Bolsas de Valores Sostenibles, que agrupa a más de 130 bolsas en el mundo. Eso nos marcó un compromiso: desarrollar productos específicos para promover buenas prácticas en gobierno corporativo, transparencia, gestión ambiental y responsabilidad social", explicó Julieta Artal Conte, líder de gobierno corporativo y sustentabilidad de BYMA, en el evento Desarrollo Sustentable.

Desde entonces, se implementaron cuatro productos clave. Entre ellos, un panel puro de gobernanza, donde cotizan empresas como YPF, Pampa Energía, Supervielle o Galicia, que de forma voluntaria se comprometen a cumplir con estándares más exigentes que los requeridos por el regulador local. "Ese panel empezó a ser muy observado por los inversores después de casos como el de Enron, donde se vio cómo las fallas en cuestiones no financieras terminan impactando fuertemente en lo financiero", señaló Artal Conte.

Bonos verdes y sustentables

Otra herramienta destacada, expuso, son los bonos verdes, sociales y sustentables (SVS). Estos instrumentos permiten a municipios, ONG, cooperativas y empresas financiar proyectos con impacto positivo, y al mismo tiempo dar visibilidad sobre cómo se usan los fondos. "Con los bonos SVS logramos incluir actores que antes estaban fuera del mercado de capitales. Fue muy importante ver que no solo las grandes compañías, sino también asociaciones civiles o gobiernos locales, pudieron acceder a este financiamiento", agregó la especialista.

La lógica detrás de estos vehículos es clara: invertir en proyectos que generen valor económico, pero también social y ambiental. En este sentido, Artal Conte destacó: "El desafío es que hablemos todos el mismo idioma. Que tanto un inversor local como uno extranjero, cuando vea un bono verde emitido en Argentina, Chile o Brasil, sepa exactamente de qué se trata. Eso genera confianza y atrae más capital para proyectos con impacto".